Temas para el debate


¡Humanos...no seamos animales!

Una historia de violencia

Cuando eramos pequeñas

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Esto le paso a un querido amigo

El caso de David (nombre simulado), de 45 años, un amigo de mi familia, es un ejemplo típico del alcoholismo, cuya evolución puede ser dividida en cuatro fases.

Primera fase: hace 12 años David era una persona que bebía en compañía de otros, como costumbre social. La tensión del trabajo y del hogar se fueron incrementando de tal forma que empezó a beber para liberarse de estos problemas y aprendió a consumir alcohol para combatir el estrés. Como el estrés y las tensiones son en cierta medida inevitables y normales, siempre le era posible encontrar la justificación para beber otra copa. Al principio nadie notó nada particular en su conducta.

Fase segunda: una mañana David se levantó sin ser capaz de recordar nada de lo ocurrido en la noche anterior y no sabía como había llegado a casa. Preocupado por la posibilidad de haber ofendido a algunos de sus compañeros de bebida hizo precavidamente algunas llamadas telefónicas. Como no había molestado a nadie dedujo que su conducta había sido normal. Decidió olvidar lo que había ocurrido sin preocuparse por el fallo de memoria que había tenido, cuando en realidad había sufrido su primera amnesia alcohólica. Estas amnesias se caracterizan por perdida de conciencia. Y David comenzó a sufrirlas más frecuentemente. Al mismo tiempo iba incrementándose la frustración de David con sus compañeros de bebida porque no eran capaces de beber a su velocidad y comenzó a beber en secreto.

Fase tercera: David reconoció finalmente tener un problema con la bebida. Cada vez era más difícil controlar su consumo de alcohol. En compañía, todavía era capaz de mantenerse razonablemente sobrio, en la confianza de que podía beber cuanto le apeteciera cuando estuviera solo. Cambió de hábitos y en vez de beber licores fuertes comenzó a beber cerveza. Después dejó de beber durante varias semanas, pero volvió a beber de nuevo, con mayor ansia y mayor intensidad, abandonando sus obligaciones familiares, de trabajo y la comida.

Fase cuarta: esta fue la fase final, crónica. En esta fase la vida de David consistía exclusivamente en beber. A veces no era capaz ni de firmar o de recordar donde había escondido sus reservas secretas de alcohol.

En una ocasión David por la noche tuvo un accidente de automóvil y fue llevado al hospital. Al día siguiente reconoció que necesitaba ayuda para lograr dejar la bebida. David había necesitado 3 años para convertirse en un alcohólico y fueron necesarios otros 3 más antes de poder decir que estaba verdaderamente rehabilitado.

Por esto querido amigo lector, tenga cuidado con el consumo del alcohol, infórmese, pregunte, no espere a que sea demasiado tarde, recuerde que la ultima copa puede ser su fin.


Luchar por nuestra independencia

Ya soy mayor de edad y veo una gran montaña por escalar y, arriba, la cima, donde me tengo que mantener. Esa cima de la que tanto hablo, la que adoro y donde quiero permanecer toda mi vida. En esa cima hay trabajo, familia, salud y todo lo que una persona normal quiere.

Claro, pero llegar a esa cima no es fácil. Tengo que esquivar muchos baches y algunos son difíciles de superar. Pero, claro, hay que tener mucha fuerza de voluntad para tener esa vida honrada y, yo, por los menos, estoy dispuesto a hacer lo que haga falta para llegar a esa cima.

El primer bache que se me presenta, en el que estoy ahora mismo, es el más difícil porque estoy en la juventud, en la vida loca. Quiero tener un empleo; pero, claro, para conseguirlo tengo que estudiar o formarme, y eso a mí eso me cuesta mucho porque no estoy acostumbrado a ir al instituto. Mi relación familiar no es tan buena como me gustaría, y por ese motivo quiero saltar ese bache y hacerme más fuerte y más responsable.

El segundo bache es que mi tiempo libre lo quiero tener ocupado para no volver a recaer en la droga y acabar como esos yonquis que están pidiendo por las calles para su consumo y no tienen ni donde dormir. Su familia no quiere saber nada de ellos. Y ese bache lo voy a superar porque tengo unos ojos como un halcón y me fijo mucho en esa gente y pienso mucho en ello.

El tercer bache es acabar los estudios y formarme muy bien para conseguir un empleo. Así tendría más oportunidades de las que tengo ahora.

Cuando haya saltado todos esos baches, llegaré a la cima; pero, también, tengo que mantenerme en ella y no caerme porque luego me costaría más subirla otra vez del golpe que me iba a dar.

Por un tiempo perdí mi libertad y gracias a eso me he dado cuenta de lo que es la vida porque ya soy mayor de edad y le he visto las orejas al lobo. Pero, también, tengo buenos amigos que me dicen que para conseguir una vida adorable y honrada tienes que dar, estudiar, esforzarte y nunca darte por vencido. Y esos consejos que me dan me hacen más fuerte porque yo quiero ser independiente.

Soy humano y quiero demostrar que valgo y soy capaz de alcanzar la cima, porque la vida pasa en un abrir y cerrar de ojos.


Me gusta el boxeo

Una mañana tan dura, después de varias clases de sociales, ingles, etc., Al fin llegó el recreo ¡riiiiiiing! Abrí la mochila y en la segunda cremallera, estaba ese bocadillo de chorizo con ese olor que llegaba hasta 2º de bachillerato, lo cogí y estaba ardiendo, estaba soplando para que se enfriara para poder comérmelo, junto con ese zumo de melocotón en almíbar, lo cogí y bajé por las escaleras rápido, no podía aguantar las ganas de comerme ese manjar. Faltaban cinco minutos, para que acabara el recreo me había entretenido mucho tiempo arriba, me senté, por fin empecé a comérmelo y de repente me vino a la cabeza ese combate de boxeo de anoche de los pesos pesados.

Llegue a casa me puse la televisión para ver repetido ese combate de boxeo de Mike Thyson, mi madre estaba preocupada porque siempre me veía viendo las peleas. Y me dijo ¿hijo que tiene ese deporte que no tenga otro? Que ese deporte a mí me hace sentir bien, porque siempre he soñado con ello porque es un deporte noble y entretenido y además existen unas normas para que la gente no se mate. Mi madre me contesto asi “hijo, a mí no me molesta que tu veas ese deporte que tu dices porque yo de pequeña tuve con tu padre una discusión parecida, porque no le gustaba que viera las novelas y por eso yo me pongo en tu lugar, igual que me hubiera gustado que se pusiera él, decía que siempre se veía sexo y que si a mí me gustaban esos payos que salían ahí”. Sin dejar que acabara mi madre dije “que pasa, que me vas a quitar de ver lo que mas me gusta”. Dijo mi madre” no hijo pero que no te enganches vale”. Yo entendí lo que ella quería explicar y sabía que lo decía por mi bien. Al final llegue a un acuerdo con mi madre, ella me dijo ¿te gustaría apuntarte al boxeo? yo respondí “si mama por favor”, y ella dijo” si tu sacas buenas notas este año yo te apunto ese mismo día”. yo, desde ese momento fui otra persona, a mi madre le deje sorprendida, porque el yo nunca había hecho ese tremendo esfuerzo por una cosa, yo llevaba el boxeo en el corazón, lo vivía, lo sentía, y me gustaba.

Tras varios meses de esfuerzo y sudor, me di cuenta de que yo podía hacer lo que me propusiera aparte del boxeo. Faltaban un mes para saber las notas, estaba con incertidumbre, no sabía lo que iba a pasar, los días pasaban muy lentos y cada vez se complicaba más la tarea y el esfuerzo que tenía que hacer al día. No estaba muy seguro de mis notas, porque las matemáticas no se me daban muy bien, porque me entretuve con los compañeros hablando en clase, y no ponía mucha atención. Me acorde de lo que dijo mi madre, y tuve que decidir si mis compañeros o el boxeo, lo tenia claro, me había tirado un verano entero esforzándome por estudiar para aprobar las notas, y poder hacer mis sueños realidad, me fui donde la señorita Ana para que me diera tarea para ponerme al día sobre las matemáticas.

Llego el día de la notas. Me levante a las cinco de la madrugada, porque no podía dormir de tanto pensar en que si aprobare si o no. Me senté en la cama, y vi salir la luz del sol que iluminaba mi habitación, y esos pajarillos cantando, parecía un día especial. Desayune rápido, coji la mochila que pesaba mas que nunca parecía que había un muerto dentro, al salir por la puerta la señora de la limpieza estaba fregando y me dijo” que si por favor podía esperar unos minutos ya que estaba fregando desde muy temprano”, no pude esperar porque dentro de mi había nerviosismo, di dos pasos hacia delante y aldar el tercero el tobillo derecho que no estaba apretado los cordones se torció y caí por las escaleras, estuve unos minutos de show y decidí seguir hacia delante iba cojeando y agarrandome, me dirige al instituto, estaba en frente de la puerta estaba muy nervioso, alcé la cabeza y vi a una antigua amiga de la infancia , le conté mi situación y ella me aconsejo, dijo “que estuviera tranquilo porque ella iba a estar a mi lado para lo que fuera”, logre tranquilizarme y decidí entrar, toque el timbre salio el conserje y me abrió la puerta, me dirige a jefatura de estudios entre y vi la sonrisa del director que era agradable y dijo “ has logrado con éxito este primer año “. Pegue un salto de alegría, y me fui corriendo a casa para contárselo a mi madre se lo conté me dio dos besos y dijo muy bien, la madre le apunto a un gimnasio de boxeo.

Me hice grande, me saque el carné de conducir, y fui un segundo Mike Thyson. y la vida me enseño que "el que algo quiere, algo le cuesta".






¡Humanos...no seamos animales!

Me levanté por la mañana con mucha pereza. No tenía ganas de salir a la calle, pero tenía que hacerlo para asistir a mi curso y aprobarlo, para así poder conseguir un trabajo.


Desayuné, me lavé los dientes, me vestí, cogí la mochila con los libros y salí por la puerta. Iba paseando y a la vez pensando en mis cosas cuando, al cruzar la rotonda, vi como un señor estaba maltratando a su perro, cogiéndolo de la correa y apretándolo como si lo estuviera ahogando. También le daba manotazos, y hasta una patada, al pobre animal que gruñía. Y yo le miraba esos ojitos brillantes y húmedos llenos de lágrimas. Sacaba la lengua como si le faltara aire y agua y, además, su cuerpo tiritaba.

Inmediatamente mi cuerpo y mi mirada cambió, los pelos se me pusieron de punta como escarpias y sentí un escalofrío que me subía por la espalda. Entre mí dije ¿por qué hay personas que no tienen empatía y lo pagan con los animales, que también son seres vivos?

Yo sé que cuando les hablo de animales, vosotros pensáis qué animal será, si en este planeta hay mucha diversidad, Les hablaré de los perros ya que yo convivo con perros y me gustan mucho porque son muy inteligentes y no hacen daño a nadie.

Cuando son cachorros no hay que pegarles, pero sí corregirles porque de lo contrario se pueden rebelar y moder, aunque no suele pasar. También hay perros catalogados como agresivos o de presa, pero no por eso te van a matar o a morder. Son estereotipos que tienen algunas personas. Los perros son juguetones y el mejor amigo del hombre porque, cuando estés sólo, el perro siempre estará contigo, en lo bueno y en lo malo. Hay personas que por diversión o pasatiempo utilizan sus perros como juguete, haciéndolo pelearse con otros y apostando por el suyo. Este juego existe en todo el mundo.

Si una persona no quiere a su perrito u otro animal, que no lo abandone ni lo tire. Mejor será que lo regale a una persona de confianza y que él sepa que va a estar en buenas manos.

En esta sociedad los animales no tienen la misma igualdad que queremos para nosotros, porque hay mentes que no piensan lo mismo que yo y les da igual el proceso por el que pasa un animal desde que nace hasta que llega a nuestro plato, y algunos ni lo piensan, sólo comen.

Yo sé que nosotros somos seres racionales y pensamos, aunque no para todo, y los animales no son racionales, pero tienen otras cualidades que algunas personas desconocen como, por ejemplo, las aves migratorias, que nunca se pierden.

Si es que para todo están metidos los pobres animales. Pero tienen algo bueno, tienen derechos, y si incumples ese derecho puedes ir a la carcel.

Con todo esto quiero decir que ninguna persona tiene por qué sacrificar animales para sacar beneficio, sino juntarse con ellos para poder ser perfectos, y que no les maltraten ni les peguen, poque merecen respeto, si es que de verdad somos racionales.

Que razonemos de verdad y que utilicemos otra cosa que no sean los anímales para nuestro divertimento, y espero que en el futuro no tengamos a los animales en un segundo plano como si no fueran seres vivos, porque que no hablen o rían no significa que no sientan como nosotros lo hacemos ya que en algunas cosas son más sensatos que nosotros

¡¡ No maltrates a los animales...ellos no lo harían contigo !!






Había una familia que tenía problemas económicos. En su casa vivían el matrimonio y dos hijos, chico y chica. Los hijos iban al instituto, cerca de casa, e intentaban terminar el bachillerato. La madre, que se llamaba Marta, trabajaba para unos señores ancianos limpiando en su casa. Este trabajo le ocupaba todo el día, llegando a su casa por la noche profundamente cansada.

El padre, que se llamaba Jacinto, era un hombre duro y de carácter violento, y trabajaba como repartidor de propaganda. El piso en el que viven lo pagan entre los dos poniendo cada uno parte de su sueldo, y con lo que les quedan no les llega para casi nada. Todos se sienten tristes y amargados.

Jacinto bebe con frecuencia, llegando a casa muy entrada la noche. Paga su malestar despertando a su mujer a la que insulta, chilla y pega, despertando a su familia y a todo el edificio. Los vecinos han llamado varias veces a la policía a causa de los ruidos.

Marta estaba cansada de trabajar tantas y tantas horas. Jacinto también está cansado de repartir propaganda para ganar tan poco dinero. Los dos están muy nerviosos y sus hijos se están esforzando por salir adelante. Algunos días se van al instituto sin probar bocado.

Un día que Jacinto estaba repartiendo propaganda, se le acercaron dos chicos jóvenes con pinta de traficantes y le propusieron un trabajo mejor, bien pagado, en lugar de la porquería de trabajo que estaba haciendo. Le preguntaron que cuánto ganaba y el les respondió que 350 euros. Ellos le dijeron: ¡estás loco! ¿ no te gustaría ganar a la semana 1.000 euros y rápidamente? Jacinto les preguntó qué tenía que hacer. Le explicaron que tenia que tragarse 20 bolas de hachís y llevarlas a Portugal, y que allí le recogerían en un coche BMW negro con los cristales de atrás tintados. Le informaron que a las 6:00 horas del día siguiente tendría que coger un vuelo y estar dispuesto a realizar el viaje. Jacinto les dijo que se lo tenía que pensar porque aquí en España tenía su familia y por tanto cuidar de sus hijos y de su mujer. “Tienes dos horas“ le contestaron.

Jacinto se quedó muy apesadumbrado. Le parecía que esa no era la opción correcta, pero la posibilidad de ganar un dinero rápido era muy tentador. El número de teléfono que aquel tipo siniestro apodado "el diablo· le había dejado anotado en un papel pesaba como una piedra dentro de su bolsillo.

Cuando Marta recibió en casa a su marido, notó que algo le preocupaba. Le preguntó si había tenido problemas en el trabajo. Jacinto lo negó, pero ella amablemente insistió porque le veía realmente angustiado. Jacinto trató de desviar la atención de Marta diciéndole que se trataba de una simple discusión a cuenta del fútbol.

Antes de irse a la cama, Jacinto ya había tomado una decisión y, a pesar del miedo que le producía tragarse las bolas, marcó el número que le quemaba y recibió las instrucciones para llevar a cabo la operación. Cuando a las 4:30 horas sonó el despertador, Marta se sobresaltó y trató de retener a Jacinto porque su intuición le decía que algo grave ocurría. Marta llorando le suplicó que no se marchara; entonces él, contrariado, le respondió como sólo sabía hacerlo...con violencia.

Marta se quedó maltrecha y Jacinto salió dispuesto a realizar el trabajo. Después de tragarse una a una las bolas de hachís que "el diablo" le había preparado, se dirigió nervioso a la cabina más cercana. Uno a uno fue marcando los números del teléfono que tanta incertidumbre le producía. Una voz ronca y dura sonó al otro lado de la línea: “sabía que lo harías". A continuación le dió el número y hora del vuelo que debía coger.

Cuarenta minutos más tarde, Jacinto se encontraba sudando y algo mareado a la entrada del aeropuerto, cogió aire y se armó de valor pensando en el dinero que podría traer a su familia. Justo antes de llegar al avión, un vigilante le indicó que tenía que pasar por una ecografía por seguridad, y al realizarla el vigilante se dió cuenta y avisó a sus compañeros. Rápidamente le tiraron al suelo y lo llevaron a un cuarto vacío y frío; mientras, Jacinto, sentía como todo el mundo le miraba.

Esa misma tarde estaba detenido por tráfico de drogas. Jacinto no paraba de pensar como podía haberle pasado ésto. Cumplió dos años en una cárcel de máxima seguridad y su familia, tanto su mujer como sus dos hijos, nunca fueron a verle porque sentían mucho rencor. Él. cada día, pensaba más en salir y, alimentando el odio hacia su mujer, sentía deseo de matarla. 

El día que le concedieron su primer permiso, salió de la cárcel y se dirigió rápidamente a la casa de alquiler que compartía con Marta. Cuando la encontró fue hacia ella y, sin mediar palabra, comenzó a darle puñetazos, patadas y a insultarla despreciándola continuamente. Fue uno de esos golpes en la cabeza lo que le provocó una lesión cerebral, haciendo que perdiese la vista. En ese momento Jacinto le gritó e insultó con todas sus ganas: "zorra, puta , guarra …todo esto ha sido por traer dinero a la familia, todo el día solo, repartiendo propaganda".

En medio de este escándalo se oyó: “Policía abran la puerta”. Una vez más los vecinos habían avisado a la policía. Jacinto fue devuelto a la cárcel inmediatamente, mientras a Marta la llevaban al hospital.

Marta, con la ayuda de sus hijos, consiguió salir adelante. Encontró un trabajo de limpiadora en un centro comercial, cobrando 900 euros al mes, mientras Jorge, su hijo mayor. estudiaba para ingeniero y Sofía para veterinaria.

Pasados varios años, Marta decidió ir a visitar a Jacinto y abandonarle para siempre. Pero fue allí donde le informaron que hacía meses que Jacinto había muerto acuchillado en una pelea. En ese momento, Marta no sabía que sentir, si pena por el hombre con el que había compartido su vida o alivio al pensar que nunca más le haría daño.


Cuando eramos pequeñas

Nos juntábamos un grupo de amigas todos los días. Quedábamos para ir al instituto y solíamos vernos antes de entrar para fumarnos unos porros uff... ¡ nos las gozábamos! A veces estábamos tan fumadas que no nos apetecía nada entrar al instituto. Nos íbamos a fumar con unos chicos, y cuando no nos quedaba costo nos invitaban ellos. Si se acababa, que era lo normal, nos subía ” todo el mono” e íbamos a buscarnos la vida, que si robos por aquí, peleas por allá… Todas esas cosas a las que uno recurre sin haberlas pensado con tranquilidad. Apenas nos preocupaba que nos cogieran porque como mucho nos llevaban a centros de protección, pero en el mismo día de llegar te fugabas y volvías a esa vida “ la vida de la calle”. Cuándo teníamos un año más nos planteábamos de otra manera las cosas, porque nos podrían encerrar en otro tipo de centros de donde no era tan fácil fugarse. Al final sucedió lo que no queríamos que pasase, nos pillaron y nos encerraron.

Al principio lo pasamos mal: no podíamos fumar, cumplir horarios y límites constantes, en fin, sin libertad. También teníamos gente que nos querían y cosas que nos importaban fuera y que no podíamos tener ni estar a su lado; pero, poco a poco, uno se adapta a lo que tiene que vivir sin poder elegir. 

La vida en un centro es muy distinta a lo que estábamos acostumbradas. Según pasaba el tiempo, nuestra mentalidad iba cambiando, nos empezaron a informar de todos los problemas sobre las drogas y los efectos que podrían tener en un futuro. Y, cuando pasan los años, te vas preocupando por tí misma y te vas dejando de tonterías. Yo hacía eso porque quería evadirme de mis problemas. Tenía muchos conflictos con mi familia y no tenían solución. Me hubiera gustado contar con el apoyo de mi familia, que hubieran estado ahí apoyándome y aconsejándome para tomar las decisiones correctas.

Me ayudaron muchísimo. Me enseñaron a contenerme y saber afrontar un problema. Antes no podía callarme, ni hacer las cosas bien porque pasaba de la gente y hacía lo que me daba la gana; pero, poco a poco, he aprendido a diferenciar las cosas y poder decirme a mí misma “SI SIGO ASÍ VOY A IR POR MUY MAL CAMINO”.

A mí en estos momentos, después de mi experiencia, me gustaría ayudar a la gente que ha vivido experiencias similares a la mía. También me gustaría dentro de unos años pder decir a lo que he sido capaz de llegar por mi propia voluntad. Tengo muchos planes de vida y deseo que se cumplan.

Ahora tengo un hijo y para mí es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Él me ha hecho cambiar mucho y me ha hecho ver la vida como es, y yo voy hacer todo lo posible para que él no viva lo que he vivido yo y poderle dar una buena educación para que tenga una infancia feliz.”

El juglar: La injusticia

Para mi la poesía es cultura, desde hace lo mínimo dos mil años, La poesía expresa amor, ternura, pasión y engaños. La gente se excita al leer esa escritura tan apasionante. Yo creo que la gente trasmite su dolor a través de esas palabras tan bellas. Es como si conocieras a la persona que lo expresa, de tal manera que lo vives y te gusta, y te gusta tanto que no puedes dejar de leer esa poesía tan linda. La mayoría de las personas creen que sólo son rimas, pero no sólo se basa en eso, se puede hacer poesía en verso o en prosa.

Para entenderla tienes que escrutarla y estar concentrado en lo que lees. La escritura en verso es correlativa, tiene que seguir unos pasos como, por ejemplo, escribirla de cuatro en cuatro o de seis en seis; ésta última tiene que rimar en la tercera frase, no hace falta que rime siempre, no se trata de eso, sino de que tenga sentido.


Yo creo que la mayoría de los escritores, en su devoción por la poesía,  han tenido mucho aprendizaje y, algunos, mucha calle, lectura y más conocimientos en ese entorno.

Aquí les dejo una poesía sobre la injusticia y lo mal que está el mundo.


            La Injusticia

Hay mucha hambre en el mundo,

y cada cual, busca su rumbo
se extiende la pobreza, furia, muertes y tristeza
los niños pasan hambre y mientras mas pasamos, mas sangre,

la gente les mira como si fueran fiambre.
 

Por cada cosa que tiramos
no nos damos cuenta que a los otros ni los miramos,

las comidas que desechamos, otra familia se desespera
y aun sabiendo que la tuya está a tu vera. 


Los políticos no hacen nada,
los pobres se quedan sin nada,

cuando los ricos tienen su vida pagada y organizada,
el otro se mata hasta por una migaja de una empanada.
 

Los explotan, los quitan
y cuando se dan cuenta se mortifican.

Deberán donar más medicinas 
y no mierdas de aspirinas,
más vacunas… no para cada país sólo una.



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